Al descubrir que la prisionera atraía la simpatía de la población local, Sibila sugirió ejecutarla, pero Tancredo se opuso, temiendo perder popularidad y considerándola como rehén para obligar a Enrique VI a firmar la paz.
Sibila habló con el canciller Mateo de Ajello sobre el mejor lugar para enviar a Constanza, y finalmente su elección se centró en el castel dell'Ovo, una fortaleza ubicada en una isla en Nápoles.
Tancredo murió en 1194 y Sibila se convirtió en regente del reino en nombre de su hijo Guillermo III.
Enrique VI invadió nuevamente el reino y, mientras su ejército cruzaba el estrecho de Mesina, Sibila negocio un acuerdo, por el cual Guillermo III retendría el Condado de Lecce.
Sibila logró escapar a Francia mientras el papa Inocencio III intervino con Enrique para exigir su liberación.