Al mismo tiempo, los escitas y otras tribus centroasiáticas atacaron Persia desde el este pero, después de una lucha prolongada (353-358), fueron forzadas a firmar la paz y su rey, Grumbates, acompañó a Sapor II en la guerra contra los romanos.En 358 Sapor II estaba listo para su segunda guerra contra Roma que se desarrolló con mucho más éxito.Su sucesor Joviano (363-364) aceptó una paz ignominiosa, por la cual los distritos en el Tigris y el Nísibis (un total de cinco provincias romanas) fueron entregadas a los persas y los romanos prometieron no interferir más en Armenia.La guerra con Roma amenazó con estallar de nuevo, pero Valente sacrificó al rey Pap, arreglando su asesinato en Tarso, donde había buscado refugio (374).A su muerte en 379 el Imperio persa era más fuerte que nunca, considerablemente mayor que cuando ocupó el trono, los enemigos del Este habían sido pacificados, y Persia había ganado control sobre Armenia.