Sin embargo, su postura religiosa, si no anti-cristiana contra la exclusividad de la misma, fue detrayéndole apoyos, siendo uno de los factores que llevaron a desarrollar una nueva campaña militar contra los persas.
La segunda fase, arranca en 358, cuando Šapūr II vence a los nómadas quionitas del jan o Ḫān Grumbates y los integra en sus tropas antes de dirigirse contra el Imperio romano.
En 359, los persas tomaron Amida y Singara, ocupando otras plazas a lo largo del 360, con lo que controlaba las fuentes del Tigris y los pasos hacia Asia Minor romana, haciendo precisa una respuesta romana.
En 362, Juliano el Apóstata transfiere la capital a Antiocheia, que será la base de la nueva guerra contara los persas.
Por ello, preparó una expedición contra la capital persa, buscando un golpe definitivo.