El nombramiento se hacía bajo un difícil panorama socioeconómico que afectaba a Bolivia en aquella época.
Daza se vio obligado a proveerse de recursos para las arcas instruyendo a Zapata el gravar impuestos a las empresas chilenas en territorio boliviano vulnerando lo establecido en el Tratado de límites de 1866 y 1874 firmado entre Bolivia y Chile.
[4] Severino Zapata recibió un ultimátum de parte del coronel Emilio Sotomayor en la plaza Colón de la ciudad conminándolo a la entrega del puerto y rendición.
Zapata, las autoridades y personal militar junto cientos de ciudadanos bolivianos se retiraron a Calama para organizar la defensa de este pueblo a cargo del coronel Ladislao Cabrera y junto al ciudadano miliciano Eduardo Abaroa.
Se desconoce su destino después de la Guerra del Pacífico.