Las serpientes venenosas de Costa Rica constan de 23 especies, 17 de las cuales pertenecen a la familia Viperidae, y 6 a la familia Elapidae.
La lucha antiofídica en Costa Rica data de los primeros años de siglo xx, con los trabajos pioneros del Dr. Clodomiro Picado Twight.
En Costa Rica, instituciones como el Instituto Clodomiro Picado, la Universidad de Costa Rica, el Ministerio de Salud y otras organizaciones nacionales, han trabajado durante varias décadas en el estudio del envenenamiento por mordedura de serpiente, en la búsqueda de soluciones al mismo, con el objetivo de reducir su impacto.
Se ha determinado que en el país ocurren unos 600 casos al año de accidentes ofídicos (tasa de incidencia del 16%), con entre 5 y 6 muertes al año (tasa de letalidad menor al 1%).
Esto se debe a tres medidas implementadas en el país: Por sus características ecológicas y biogeográficas, Costa Rica posee una rica fauna de reptiles, entre ellos, más de 150 especies de serpientes, de las cuales 22 especies se consideran venenosas[1], las cuales se clasifican en dos familias: Viperidae y Elapidae.