Desde muy joven alternó el periodismo, al lado de sus padres y discretamente embozada en múltiples seudónimos, como "Pancha Remolino", en las sátiras versificadas de Zuácate escrita en 1945, también como "Demetrio Rueda", en El Pueblo en 1948, y finalmente se le identificó con el seudónimo de: "Serafina Quinteras" utilizado a lo largo de varias décadas en colaboraciones escritas para El Comercio, La Crónica, Buen Humor y Cascabel.
Dicho epíteto lo adquirió por su admiración a los afamados autores teatrales españoles los hermanos Serafín y Joaquín Álvarez Quintero.
[2] En 1950 Serafina Quinteras, publicó una columna poética humorística en el diario El Comercio de Lima llamada: Romance de Cartón.
En 1951 editó su primer libro de poemas humorísticos Así Hablaba Zarapastro.
Según fuentes familiares su último deseo fue que sus restos fueran cremados y sus cenizas esparcidas alrededor del Puente de los Suspiros, esto sucedería al cumplir los 102 años de edad.