Nacido al poco de acabar la primera guerra carlista, Serafín creció en un ambiente liberal.
El estallido de la tercera guerra carlista (1872-1876) le sorprendió en San Sebastián y con sus hijos todavía muy pequeños.
Al ser un liberal convencido, perteneció al grupo de voluntarios liberales que participaron en la defensa de su ciudad natal, que estuvo sitiada durante la guerra y sufrió bombardeos.
El argumento materno expuesto fue que los hijos podrían desarrollar allí sus futuros estudios universitarios en la capital.
Aunque Serafín Baroja es más conocido como el padre del famoso escritor Pío Baroja que por los trabajos que realizó y publicó, tuvo una obra literaria y periodística bastante extensa.
Se puede considerar que la escritura fue su auténtica pasión aunque no obtuvo gran reconocimiento en vida por ella.
Estas dos primeras obras pasaron sin pena ni gloria y parece que el joven Baroja abandonó sus pretensiones literarias al menos durante algunos años.
Tras su etapa como ingeniero en Minas de Río Tinto regresó a San Sebastián y en su ciudad natal parece que intentó ganarse durante unos años la vida con la escritura, el periodismo y la edición.
Baroja afirmó tener completado un segundo poemario que tituló Malkoak eta itzalak (= Lágrimas y sombras), pero no ha quedado rastro del mismo.
En 1879 escribió el libreto de una ópera llamada Pudente con música del maestro José Antonio Santesteban.
Baroja había leído ese nombre escrito en una mina de Río Tinto y se inspiró en el mismo para ambientar la obra en dichas minas en la época del emperador romano Trajano.
Se estrenó en el Carnaval de 1879 en San Sebastián y obtuvo una gran acogida de público, por lo que se puede considerar la primera obra por la que Baroja obtuvo un reconocimiento del público general.
Con su hermano Ricardo, se aventuró en la empresa periodística ese mismo año y el 21 de abril de 1879 comenzó a publicar en San Sebastián un periódico llamado El Urumea, periódico no político.
Baroja escribía en dicho periódico principalmente una novela por entregas llamada Entre Madrid y San Sebastián.
El semanario contó con cuatro páginas a dos columnas y se tiraba en la imprenta de F.J.