Según las regiones o los países, el cometido del senescal era diferente.
Desde 1127 se otorgaba a los barones emparentados con la familia del rey, pero, debido al excesivo poder alcanzado, fue suprimido por Felipe Augusto en 1191.
Los bailíos (norte de Francia) o senescales (sur de Francia) fueron los delegados directos del rey con poderes jurídicos y administrativos, y los encargados de aplicar y hacer cumplir las decisiones del rey en las provincias.
Sometido al Gran Condestable, era uno de los siete grandes oficiales del reino, con la tarea de administrar las propiedades reales y proporcionar avituallamiento al rey y su corte.
El cargo sobrevivió a los períodos angevino y aragonés.