Seminario Mayor de Tucumán

Pablo Padilla y Bárcena (1898-1921), durante el pontificado del papa León XIII.

Existían ya algunas experiencias formativas en torno al sacerdocio ministerial, pero Trento presentó algo novedoso.

A estos jóvenes el Obispo los distribuirá en tantas secciones cuantas crea conveniente, según su número, edad y adelantos en la carrera eclesiástica.

[2]​Con este texto, Trento deja establecido el modo como se llevara a cabo la formación sacerdotal.

Sabemos que los mandatos del Concilio tardaron en difundirse y más aún en cumplirse.

Luego, el Seminario Conciliar San Buenaventura en la ciudad cabecera del entonces obispado de Salta.

El primer intento de fundación se dio en 1863 en una casa particular, pero por la escasez de recursos debió cerrarse hasta que se pudo levantar “el primer y principal cuadro del edificio”.

Muchos siglos después de Trento, nos encontramos con un Sínodo (1899) muy cercano a nosotros aunque celebrado en la ciudad eterna.

Es un perfecto plan formativo que va desde los primeros años hasta después de la ordenación.

Fiel al tridentino, repite en tono disciplinar y esquemático lo que se venia viviendo hasta ahora.

El Obispo Padilla, hace suya la inquietud universal de celebrar Sínodos diocesanos.

Medios “El conocimiento amoroso y la familiaridad orante con la Palabra de Dios revisten un significado específico en el ministerio profético del sacerdote”.

Sobre este cimiento firme, se tendrá en cuenta las corrientes filosóficas modernas, principalmente aquéllas que ejercen mayor influencia en nuestra nación.

Objetivos Se debe preparar a los candidatos al sacerdocio para vivir y comunicar la caridad de Cristo buen Pastor, que caminó delante de sus ovejas, conociéndolas y siendo conocido por ellas.

Los futuros pastores aprenderán a buscar la santidad en el cumplimiento fiel e incansable del ministerio pastoral.

La formación comunitaria ayudará también a fomentar “estrechos lazos de unión entre los alumnos y sus propios Obispos, a la vez que con el presbiterio diocesano, basados en una caridad recíproca, diálogo frecuente y toda clase de colaboración”.

En lo posible, tenga cada grupo su propio sacerdote responsable que, en comunión con el equipo de formadores y en diálogo frecuente con los alumnos, realice la tarea formativa según los criterios del Seminario.

La finalidad de este curso es principalmente la iniciación espiritual de los seminaristas para que, con serenidad y con una oración intensa, maduren su opción por el sacerdocio ministerial 2° Etapa: Previa a la Admisión A esta etapa pertenecen los seminaristas que han concluido el curso introductorio.

Compete al Obispo determinar en su diócesis el momento en que serán conferidos los ministerios.

La finalidad formativa de este período es la asimilación e identificación con el ser y el ministerio del presbítero diocesano.

“Entre el acolitado y el diaconado debe haber un espacio por lo menos de seis meses”.

Los diáconos que sean alumnos y vivan en el Seminario -sobre todo cuando se trata de Seminarios regionales o Inter diocesanos donde esta situación no sea común a todas las diócesis-, han de adaptarse a la disciplina interna de la casa, cumpliendo en lo que les corresponda, las normas del reglamento.

Es facultad de cada Obispo diocesano imponer una edad mayor para recibir el orden del diaconado.

En resumen, la formación del clero del Seminario Mayor y Menor ha estado a cargo en distintos periodos por varias comunidades de sacerdotes: Cuando en nuestro seminario hubo un número suficiente para sostener una residencia veraniega fueron muchos los lugares propuestos.

Los seminaristas siempre tuvieron el espacio para compartir su descanso: Así se fue solucionando de modo provisional hasta que en 1927 decidió Mons.

Seminaristas 2022
Entrada al edificio por Avenida Sarmiento 841
Seminario Mayor de Tucumán
Capilla Mayor del Seminario