Una tarde, mientras la mujer llevaba una cesta con comida para su amante, su marido, quien sospechaba de la infidelidad de su esposa, la sorprendió y, amenazándola con un puñal, le preguntó qué había en la cesta.
La mujer, agradecida por el milagro, prometió llevar flores cada semana a la tumba del señor de Villaseca.
Una vez allí, se les pidió permanecer encerrados en una galonera por motivos de seguridad, habiéndoseles ofrecido previamente una cena la cual nunca llegó.
Tras escuchar continuos goteos cerca de una puerta, la abrieron y contemplaron horrorizados varios cuerpos decapitados en un patio colgados boca abajo cuya sangre era recogida en recipientes para ser vendida como colorante.
Todas estas hermandades participan durante la procesión, la cual comienza en el templo y culmina en el barrio de San Luisito, acompañada por varias agrupaciones de bandas locales y foráneas.