Satélite galileano

Inicialmente, Galileo los denominó Júpiter I, II, III y IV, en orden a su cercanía al planeta, pero sus nombres actuales se lo acabó dando el astrónomo Simon Marius en su obra Mundus Iovialis, unos años más tarde.Está cubierto por una capa de hielo y tiene muy pocos cráteres, lo que indica una superficie relativamente joven.Además, se cree que en esta luna hay existencia de oxígeno.De acuerdo con las simulaciones por ordenador, es posible que Júpiter en sus primeros tiempos hubiera tenido varias generaciones de satélites, los cuales tras formarse habrían caído en espiral hacia Júpiter hasta su destrucción debido al rozamiento con el disco protoplanetario que rodeaba al planeta, formándose una cantidad de nuevos satélites a partir de los restos sobrantes.Los cuatro grandes satélites actuales son la última generación formada —y por tanto, los supervivientes del proceso—, debido a que cuando se formaron el disco protoplanetario había perdido gran parte de su masa y no interfería con sus órbitas[3]​ Los satélites galileanos son, por orden de cercanía a Júpiter:
Los cuatro satélites galileanos, en una composición comparando sus tamaños con el tamaño de Júpiter. En orden descendente, son Ío, Europa, Ganímedes y Calisto.
Los cuatro satélites en comparación con la Tierra y la Luna
Los satélites galileanos acompañan a Júpiter. Observado desde un telescopio refractor amateur.