Parece ser que se encontraba en el lugar original, pues todavía estaba adosado en su parte posterior a un muro de piedra caliza.
Aunque según los expertos se encontraba vacía, Antonio García y Bellido pudo apreciar unos diminutos restos óseos, además de otros huesos en las inmediaciones que pudieron pertenecer al difunto y otras inscripciones que eran anteriores al sarcófago.
[1] Realizado en mármol, probablemente itálico, destaca la destrucción de las caras de las figuras, probablemente por alguna cultura iconoclasta como el Imperio almohade durante el siglo XII.
Al igual que muchos sarcófagos occidentales, únicamente se encuentra decorado su frontal, el resto es liso.
Finalmente, en los extremos se aprecian tritones haciendo sonar la caracola, típico tema marino de los sarcófagos paganos referente a la búsqueda de las Islas Bienaventuradas.