La construcción recibe cada semana a más de 5,000 personas, atraídas por su increíble arquitectura y sus hermosos murales.
El área también cuenta con un gran número de aguas termales y manantiales.
Hoy aún existen manantiales de aguas termales a las afueras del Santuario.
La entrada principal es además sencilla con un arco "mixtilineo" que mira al este, hacia el Jerusalén, dando a todo el complejo una orientación este-oeste.
Frente a la fachada principal está un atrio estrecho, que una vez fue utilizado como cementerio.
Las paredes y techos del interior están casi totalmente cubiertos de obra mural, escultura, inscripciones y pinturas al óleo en un estilo llamado barroco popular mexicano, aunque la influencia indígena se puede ver.
La única excepción a esto son los altares neoclásicos que se instalaron más adelante.
[1] Los murales que decoran la totalidad de la iglesia son una obra maestra del intercambio artístico entre Europa y América.