En este lienzo, el santo aparece más cercano al espectador que en otras versiones posteriores.
La figura está fuertemente iluminada por la izquierda, dejando la otra mitad en la sombra, recortando geométricamente los pliegues como en una estatua.
La expresión del rostro, con los ojos alzados al cielo, remite a la descripción de fray Marcos.
[9] En esta versión se ve claramente la hornacina que cobijaba el cuerpo del santo.
Como en los dos anteriores lienzos, Zurbarán sitúa al espectador en el lugar que debió de ocupar Nicolás V, frente a la figura.