Fue apodado «el Rembrandt francés» y gozó de gran estimación en vida; hasta Goethe coleccionaba sus estampas.
Al estallar la Revolución francesa, Boissieu corrió peligro por su cercanía a la monarquía depuesta, pero logró la protección del pintor Louis David, quien así mismo salvaguardó sus planchas evitando que fuesen destruidas o fundidas.
Sus principales influencias fueron Rembrandt y demás autores holandeses del siglo XVII.
Grabó algunas imágenes de santos inspiradas en José de Ribera (San Jerónimo escribiendo) y Zurbarán (San Francisco); pero incluso en estos casos no copió servilmente, sino que ideó imágenes nuevas.
Se especializó en retratos y paisajes (región de Lyon, ruinas romanas).