La atribución a Pacheco ha sido cuestionada en 2016 por varios historiadores del arte que ven en esta tela una obra del joven Velázquez, alumno de Pacheco.
El cuadro es buena muestra de los temas tratados por el futuro suegro de Velázquez, quien gozaba de gran prestigio entre el clero y era hombre influyente en los círculos literarios sevillanos reunidos en torno a la nobleza local.
[2] Otro conocido aprendiz estudiaba por entonces en el taller de Pacheco, en el que había entrado en 1616: Alonso Cano.
San Francisco está representado en pie, de cuerpo entero, en posición de tres cuartos a la derecha, llevando un crucifijo en su mano derecha.
Mira al cielo, en un paisaje sombrío y nuboso.