Saturnino de Tolosa

En la ciudad había un templo erigido por los romanos y consagrado a su dios Júpiter Capitolino.

Saturnino tenía que pasar cada día por delante de dicho templo para llegar a un pequeño oratorio donde ejercía su catequesis.

La multitud se alteró por este motivo y un día le esperó y, al pasar por allí, rodeándole amenazadoramente, quiso imponerle el sacrificio de un toro al dios romano.

Cuando paró la espantada, allí quedó abandonado, hasta que unas piadosas mujeres lo recogieron y lo enterraron en una fosa muy profunda.

[1]​ Un siglo después fue descubierta su tumba y allí mismo construyeron una pequeña capilla con sus reliquias.

Iglesia de San Saturnino (Pamplona) . Imagen del santo titular
Tumba de Saturnino de Tolosa en basílica de San Sernín .