Murió en Córdoba en 1965 y sus restos fueron trasladados a Albacete, donde descansan actualmente.
[4] La Comisión depuradora decidió desligarlo del museo y, debido a sus amistades, consiguió que fuera readmitido en diciembre de 1937, aunque en Badajoz, como director del Archivo de Hacienda, biblioteca provincial y Museo Arqueológico Provincial, reinstalando la sede.
En 1959 tuvo que abandonar la dirección del Museo Arqueológico por problemas de salud, siendo sucedido por Ana María Vicent.
Su estudio sobre la Córdoba prehistórica, romana y visigoda aclaró muchos aspectos desconocidos hasta ese momento.
A pesar de no ser cordobés de nacimiento, dio un gran impulso a la arqueología y museología cordobesa, por lo que se le concedió una calle en dicha ciudad.