Explotadas desde al menos la Edad Media han sido el origen histórico de la localidad, con cuya historia están íntimamente ligadas.
Actualmente, el complejo histórico etnográfico formado por las salinas y la ermita vecina está catalogado como Bien de Interés Cultural desde 2010.
[4] La importación de sal desde otros territorios fue controlada, bien prohibiéndose[6] o bien sujetándose a una gabela.
[8] Durante el periodo, las salinas no sólo fueron lucrativas por su monopolio de suministro en Teruel, sino por su uso en la trashumancia ovina, cuyas rutas pasaban por Teruel y requerían sal para los animales, haciendo importante combatir el contrabando de otras salinas.
En 1907 se privatizaron, pasando a manos de la familia Campillo, que son sus actuales poseedores.
[21] Las salinas contaban con dos pozos, uno equipado con una noria movida por caballerías para la extracción y un segundo de menor caudal que fue posteriormente abandonado.