Esta se manifiesta frecuentemente con dolor en la nalga, en la parte posterior del muslo o en la zona lumbar de la espalda.
La aparición de sacroilitis puede tener como fuentes secundarias enfermedades reumáticas, infecciosas u oncológicas.
[4] La fisioterapia puede resultar beneficiosa sobre todo en los casos en los que el dolor está causado por hipermovilidad de la articulación.
Como tratamiento farmacológico durante un brote inflamatorio agudo, a menudo se recetan antiinflamatorios no esteroideos y relajantes musculares.
Estos, sin embargo, pierden efectividad en los casos en los que la enfermedad posee un carácter crónico.