Está determinado casi enteramente por el volumen que ocupan los glóbulos rojos (también llamados hematíes o eritrocitos).
Hay numerosos factores que pueden contribuir a desarrollar una anemia, como la baja en la ingesta de hierro; o pacientes con enfermedad renal crónica, quienes no generan suficiente eritropoyetina para estimular la producción de glóbulos rojos en la médula ósea.
Aun así, solo se utilizan los valores de Hb para detectar si el paciente es o no anémico.
Se determina multiplicando el recuento de glóbulos rojos por el volumen corpuscular medio.
Es decir, que si se están suministrando glóbulos rojos, la muestra contendrá una gran cantidad de éstos y el hematocrito será artificialmente alto.