Por eso a la sensibilidad también se la conoce como la fracción de verdaderos positivos (FVP).
Por regla general, se elige una prueba muy sensible cuando prefieres obtener falsos positivos en lugar de falsos negativos, es decir, quieres que el número de enfermos sin detectar sea mínimo.
Esto se da en el caso de que la enfermedad sea grave pero curable.
También se usan pruebas muy sensibles cuando un resultado positivo falso no supone para el sujeto ningún trauma psicológico ni económico.
Por ejemplo, en una epidemia es importante usar una prueba muy sensible, puesto que es necesario aislar a los enfermos y para ello todos deben ser detectados.