Sópatro fue discípulo de Jámblico, y después de su muerte (c. 325) fue a Constantinopla, donde disfrutó del favor y la amistad personal del emperador Constantino I.
El historiador Sozomeno relata 'una invención de personas que deseaban vilipendiar la religión cristiana'.
[3] Sópatro fue uno de los muchos que fueron ejecutados por Constantino, en algún momento antes del año 337.
[5][6] La Suda enumera que escribió una gran variedad de obras, incluyendo una Sobre la providencia y otra llamada Personas que tienen inmerecida buena o mala fortuna.
Este texto ofrece la mejor visión a los académicos modernos sobre cómo la retórica y sus alumnos trabajaban en las escuelas.