La propia palabra runa, procedente del gótico, proviene de la raíz «run-» que significa «secreto», «susurro».Las fuentes medievales tienen varias menciones a los usos mágicos de las runas, principalmente en el Edda poética.En varias piedras rúnicas aparecen expresiones como «runas de poder» o «runas divinas», y también figuran maldiciones para quien destruya la inscripción o profane un lugar sagrado, como por ejemplo en la piedra rúnica de Stentoften.Rimbert relata la costumbre de echar las suertes practicada en el paganismo nórdico (capítulos 26-30).[4] Guido von List fue el responsable del resurgimiento de la adivinación rúnica a partir de 1902 con su sistema de runas armanen creado con fines mágicos en el contexto del misticismo germánico, y seguido por otros ocultistas, como Friedrich Bernhard Marby y Siegfried Adolf Kummer.Varios autores, como Freya Aswynn y Diana Paxson, han intentado establecer una correlación directa entre la adivinación rúnica nórdica, las runas brujas, las runas alquimistas y las cartas del tarot y proponen el empleo de todos estos sistemas rúnicos, pero desaprueba el uso de cartas rúnicas, ya que las runas no son una herramienta esotérica que se deba barajar.Se debe mezclar y hacer sonar o susurrar (ruido que emiten las runas al chocar unas con otras).
La inscripción de la
piedra de Kylver
plasma un apilamiento de runas tiwaz al final del alfabeto rúnico interpretado como un hechizo.
Adivinación por medio de runas grabadas en fichas de loza.