En el 1278 fue arzobispo de Pisa, ciudad en ese entonces gobernada por los güelfos Ugolino della Gherardesca y Nino Visconti.
Ruggieri se estableció justo cuando se iniciaban los conflictos entre los dos e inicialmente intentó favorecer a los gibelinos, aunque temprano, fingiendo ser amigo de Nino, los puso uno contra el otro logrando deshacerse de ambos.
Según la versión de un cronista contemporáneo, que Dante siguió, él habría hacho prisionero Ugolino con la traición: lo cierto es que lo encerró en la Torre della Muda junto a los dos hijos y a dos nietos, en la cual ellos murieron.
Probablemente por este motivo, o por la traición a Visconti, Dante lo puso entre los traidores políticos del Infierno.
Su figura en el poema es completamente muda y ausente, tanto que parece petrificada en su suplicio.