Sin embargo, su habilidad política le permitió evitar sanciones y, además, ser nombrado podestà (alcalde) durante un año así como capitano del popolo por diez más.
Florencia y Lucca aprovecharon la derrota pisana para atacar la República, pero Ugolino consiguió pactar la paz cediendo algunos castillos.
Fueron encerrados en la Torre Mida, donde pasaron nueve meses hasta que murieron de hambre.
Aunque los detalles más oscuros de la vida de Ugolino fueron mencionados con anterioridad por otros escritores, el conde debe su fama a Dante, que en su Divina comedia lo sitúa en el último círculo del infierno (cantos XXXII y XXXIII).
En un terrible pasaje que el poeta inglés Walter S. Landor calificó como las treinta mejores líneas de toda la poesía, se ve al conde Ugolino mordiendo la cabeza del obispo Ruggieri.