Es conocida por haber sido plasmada su labor en el frente republicano en un poema de Miguel Hernández titulado Rosario, dinamitera.
A su llegada a Madrid se hizo militante comunista y trabajaba como aprendiz de corte y confección en un Círculo Cultural de las Juventudes Socialistas Unificadas en Madrid cuando estalló la guerra civil española.
Allí, manipulando dinamita, perdió una mano al estallarle un cartucho, acto cantado por Miguel Hernández en el poema Rosario, dinamitera.
Fue allí donde Rosario conoció a Miguel Hernández, Vicente Aleixandre y Antonio Aparicio, poetas al servicio de la causa republicana.
Rosario intentó escapar por Alicante con su padre, dejando a su hija con la segunda mujer de éste.
Precisamente ese mismo día en que fue liberada moría Miguel Hernández en la prisión de Alicante.
Rosario volvió a casarse y tuvo otra hija, pero se separó al cabo de dos años.
Posteriormente montó un estanco en Madrid, en la calle Peña Prieta del barrio de Vallecas.