Considerada una pionera de la vanguardia artística asturiana, su obra pictórica tenía un marcado carácter alegre, colorista y vital.
Pintaba en papeles con azuletes y un bastón para cubrir las paredes de su cuarto y, gracias a una vecina que estudiaba Bellas Artes,[4] fue descubierta por el crítico de arte Anatole Jakovsky, que la animó a realizar su primera exposición en la galería Bénezit, en la capital francesa, en 1965.
[5] Esta primera muestra individual fue un éxito, alcanzando una gran repercusión mediática y el reconocimiento de la crítica.
[1] Areces pintaba, principalmente, la naturaleza, pues tenía una visión de mundo panteísta.
[2][7] Ha sido reconocida en diversos países como Francia, Alemania, República Dominicana o Bélgica.