En el caso de los primeros, la rodopsina se encuentra asociada a la membrana celular, y la fototransducción ocurre en el citoplasma, el medio acuoso intracelular.
Por otro lado, en los seres vertebrados, esta atraviesa la membrana y recibe la luz con la ayuda de una proteína G asociada que permite la reacción.
[cita requerida] La proteína permite a estos organismos utilizar la energía del sol para moverse, crecer y sobrevivir ante la falta de nutrientes.
Una vez sintetizada en este, pasa a la membrana del aparato de Golgi, y sufre una transformación.
Esta proteína sensible a la luz se descompone y durante este proceso, el estímulo lumínico recibido por el fotón lo transforma en un impulso nervioso que genera una señal eléctrica en el cerebro que desencadena una serie de reacciones conocidas como el proceso de fototransducción.
Esta no es su función exclusiva, puesto que algunos seres vivos fotosintéticos utilizan este pigmento para generar energía, a través del proceso de fotosíntesis, y poder realizar sus funciones vitales, así como desplazarse, alimentarse o interactuar con el medio que los rodea.