Rodolfo estuvo implicado en una disputa que duró mucho tiempo con el arzobispado de Magdeburgo.
En 1419, el emperador Segismundo lo envió a Bohemia para aplastar el alzamiento husita que había empezado con la Defenestración de Praga.
Rodolfo fue enterrado en el monasterio franciscano de Wittenberg.
Su ataúd fue trasladado a la cripta de la iglesia de Todos los Santos de Wittenberg en el siglo XIX, y a la tumba familiar durante la Segunda Guerra Mundial.
Había sobrevivido a sus descendientes masculinos, y lo sucedió su hermano menor, Alberto III.