Durante la dictadura de Primo de Rivera se afilió a Estat Català y huyó a Francia, donde dirigió, con Josep Rovira, la oficina de Estat Català en Toulouse.
Participó en el Complot de Prats de Molló en 1926, razón por la que fue detenido, juzgado y finalmente expulsado a Bélgica en 1927.
Fue liberado con la amnistía de 1936 por el gobierno del Frente Popular.
Durante la guerra civil española continuó la tarea de asistencia social, y con la victoria franquista se exilió en Montpellier (Francia), después a Casablanca (Marruecos francés) y, por último, desde 1942 a Ciudad de México, donde trabajó en el restaurante Ambassadeurs, de Dalmau Costa.
También participó en los certámenes de los Juegos Florales en el exilio.