[2] El caso del robo de cadáveres (e incluso el asesinato para luego recuperar los cadáveres y su posterior uso en las clases de anatomía) se popularizó a partir del cuento El ladrón de cadáveres, escrito por Robert Louis Stevenson.
Según numerosos antropólogos modernos, la principal característica de Robert Knox era su racismo virulento, y por ello admitía comprar cadáveres (cosa por otro lado bastante frecuente en aquella época), y además obviamente ello eclipsó algunos de sus descubrimientos.
Aun cuando consiguió eludir la aplicación de cargos penales, quedó sumamente desprestigiado.
Una colérica multitud atacó a pedradas su residencia, y la policía lo salvó por poco del linchamiento.
Meses más tarde se vio obligado a huir deshonrado de la ciudad, y pasó a ejercer su profesión oscuramente en la localidad de Hackney, donde falleció en el correr del año 1862...".