El suelo del territorio es devoniano con variedad de areniscas, pizarrosas, margosas y calizas.
En la zona existen yacimientos de hierro y canteras calizas que se explotan o se explotaron en El Caleyo, Las Segadas y Soto de Rey.
Su topografía está condicionada por la presencia del río Nalón en el concejo, que sigue una orientación este-oeste formando un gran valle.
La capital, Soto de Ribera, se alza a 148 metros sobre el nivel del mar.
Su vegetación está compuesta sobre todo por roble, fresno, castaño, avellano y aliso.
Dada la fertilidad y las condiciones de habitabilidad que presentaban las tierras del concejo, no es de extrañar que desde tiempos prehistóricos el concejo estuviese permanentemente poblado.
Se han hallado también vestigios de asentamientos castrenses, aunque no se ha podido precisar a que época corresponden al no haber sido excavados hasta el momento.
Posteriores donaciones otorgan la práctica totalidad del territorio a poder eclesiástico.
La donación comprendía un extenso territorio que llegaba hasta un lugar llamado Sopeña cerca de Caces.
Durante la dependencia del Obispado, este trasladaba el poder de la zona a varios nobles y tenentes que tenían el poder administrativo del concejo.
Los jueces eran elegidos por una sola división que correspondía por turno, directamente y con la mayoría de votos.
El siglo XIX trajo consigo la construcción del primer puente de piedra sobre el río Caudal, mejorando las comunicaciones entre las orillas del río, efectuadas hasta ese momento en Barca.
La guerra de la Independencia contra la invasión francesa tiene como hecho más destacado el levantamiento popular contra las tropas invasoras, provocando una marcha en manifestación hasta Oviedo para pedir a la audiencia el apoyo de la insurrección.
Una primera comprende desde principios del siglo XX hasta su mitad, donde la población se mantiene prácticamente invariable.
En los 90 esta situación parece estabilizarse aunque la estructura demográfica nos muestra claros signos de envejecimiento en la población.
Además, en el ámbito local existen multitud de carreteras que unen los diferentes núcleos entre sí.
El primer domingo después de Pascua, se celebran las fiestas del Santo Ángel en La Mortera y Llavareros.