[3] Pedro Salazar de Mendoza relata en su Crónica de Tavera (pag.374) que este purpurado «mostró también mucha modestia en que no se consintió retratar, si bien lo procuraron muchos valientes pintores y escultores, particularmente Alonso Berruguete...El retrato y otras cosas que hay en el Hospital, se hizieron después que murió, por orden o mano del mesmo Berruguete».
Su figura se muestra en tres cuartos, de perfil, mirando ligeramente hacia su derecha, destacando sobre un fondo neutro oscuro.
[6] La ejecución es perfecta en el afilado rostro, en la mano izquierda y en los hermosos reflejos púrpuras de la muceta.
El color es brillante, realzado por las diferencias cromáticas y por la perfección de los contrastes entre las texturas.
[7] El estado de conservación de la obra no es óptimo, debido a que el cuadro fue mutilado a cuchilladas por milicias republicanas en 1936, durante la guerra civil española.