Retrato de un caballero de la Casa de Leiva
[2] Cuando Manuel B. Cossío vio por primera vez esta pintura en 1904, afirmó que la Cruz de Santiago todavía era visible en el jubón del personaje.Esta Cruz desapareció en alguna limpieza posterior,[3] y puede que no sea fuera obra original del Greco.El rostro es convincente y poderoso, con unos tonos rojizos que recuerdan a los mejores retratos del Greco.[1] José Gudiol destaca la elegante sencillez de los caballeros del Renacimiento español, cuya vestimenta, con escasos adornos, armonizaba con su semblante.La forma de representar los encajes es muy similar a la que poco después utilizaría El Greco en El entierro del conde de Orgaz, apretando la pasta blanca contra el lienzo y abriéndola.