Resiliencia climática

La resiliencia climática se define como la "capacidad social, económica y de los ecosistemas para hacer frente a un evento peligroso, tendencia o perturbación".

La definición de resiliencia climática es muy debatida, tanto en términos conceptuales como prácticos.

Los temas clave incluyen: cómo la resiliencia se relaciona con la adaptación al cambio climático; la medida en que debería abarcar enfoques basados en actores versus sistemas para mejorar la estabilidad; y su relación con la teoría del equilibrio de la naturaleza o visión del equilibrio homeostático de los sistemas ecológicos.

[4]​ Actualmente, la mayor parte del trabajo relacionado con la resiliencia climática se ha centrado en las acciones realizadas para mantener los sistemas y estructuras existentes.

[4]​[7]​[8]​ El hecho de que la resiliencia climática abarque una función dual, tanto para absorber impactos como para autorrenovarse, es el principal medio por el cual se puede diferenciar del concepto de adaptación climática.

Para el caso específico del cambio ambiental y la adaptación climática, muchos argumentan que la adaptación debería definirse estrictamente como algo que abarca solo procesos y acciones de toma de decisiones activas; en otras palabras, cambios deliberados realizados en respuesta al cambio climático.

[10]​ Es importante tener en cuenta que los esfuerzos para mejorar la resiliencia pueden generar resultados adaptativos, desadaptativos o incluso ambos.

Al considerar la desigualdad con la adaptación, podemos centrarnos en la justicia distributiva, cuya intención es maximizar los beneficios y promover la participación de las comunidades más desfavorecidas.

[12]​ Aproximadamente entre 3300 y 3600 millones de personas viven en contextos que son altamente vulnerables al cambio climático en 2021.

Para generar sujetos capaces de desenvolverse en su mundo con respuestas saludables, es necesario construir resiliencia.

[17]​ El cambio climático y la educación sobre este tema son desafíos globales que pueden integrarse en los currículos escolares, ofreciendo un aprendizaje contextualizado que fomente una comprensión profunda de las diversas estrategias para abordar este fenómeno.

[19]​[20]​ La educación tiene un rol central en tres áreas clave para avanzar hacia una economía descarbonizada y resiliente al cambio climático.

En primer lugar, debe proporcionar a los estudiantes el conocimiento científico necesario para comprender la crisis climática y la biodiversidad.

En segundo lugar, las escuelas deben garantizar la continuidad del aprendizaje incluso durante eventos climáticos extremos.

La transición hacia una economía sostenible requiere que los sistemas educativos, en particular los de educación técnica y superior, se coordinen con las estrategias nacionales de descarbonización para garantizar que los estudiantes estén preparados para aprovechar las oportunidades laborales emergentes.

[21]​ La construcción de la resiliencia climática es una tarea muy integral que involucra una variedad ecléctica de actores y agentes: individuos, organizaciones comunitarias, organismos micropolíticos, corporaciones, gobiernos a nivel local, estatal y nacional, así como organizaciones internacionales.En esencia, acciones que refuerzan la resiliencia climática son aquellas que realzarán la adaptación de la capacidad social, industrial, e infraestructuras medioambientales que pueden mitigar los efectos del cambio climático.

Sin embargo, esto no significa que las acciones para mejorar la resiliencia climática no se puedan tomar en tiempo real en todos los niveles, aunque la evidencia sugiere que las ciudades y naciones más resilientes al clima han acumulado esta resiliencia a través de sus respuestas a desastres meteorológicos anteriores.

A pesar de que la adaptación siempre va a ser una consideración clave, haciendo los cambios después del hecho, se tiene una capacidad limitada para ayudar las comunidades y las naciones al lidiar con el cambio climático.

[30]​ Las entidades públicas han desarrollado algunas pautas de resiliencia y marcos informados sobre el riesgo.

Además, invertir en razas de ganado tolerantes disminuirá la producción a corto plazo.

El riesgo de invertir en razas tolerantes, el manejo del suelo y el cuidado ambiental adecuado, también puede ser desalentador para los pequeños agricultores.

Estas personas han informado que dudan en implementar las prácticas sugeridas, como reducir el tamaño del rebaño para promover el pastoreo saludable para el suelo.

[38]​ Los esfuerzos para medir la resiliencia climática actualmente enfrentan una serie de desafíos técnicos.

En segundo lugar, la resiliencia de los hogares o las comunidades no se puede medir con una única métrica observable.

Los enfoques subjetivos utilizan el propio juicio de las personas sobre lo que constituye la resiliencia y les permite autoevaluarse en consecuencia.

Bajo esta escuela de pensamiento (que mantuvo un estado bastante dominante durante este período), se percibía que los ecosistemas respondían a las perturbaciones en gran medida a través de sistemas de retroalimentación negativa: si hay un cambio, el ecosistema actuaría para mitigar ese cambio tanto como sea posible y intentar volver a su estado anterior.

Ahora no solo era aplicable a los sistemas socioecológicos, sino que, lo que es más importante, la resiliencia ahora incorporaba y enfatizaba ideas de gestión, integración y utilización del cambio en lugar de simplemente describir las reacciones al cambio.

Un gráfico mostrando el inter-conectividad entre cambio de clima , adaptabilidad , vulnerabilidad , y resiliencia.
Diagrama de la UNESCO que visualiza un "enfoque escolar integral" para abordar el cambio climático
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Una vista aérea de Delhi, India donde los bosques urbanos están siendo desarrollados para mejorar la resistencia de tiempo y resiliencia climática de la ciudad