En los puertos, su objetivo es colaborar con el práctico —en inglés, "pilot"—, que es un capitán de amplia experiencia en la mar, que conoce en profundidad el puerto y asesora al capitán "oficial" del navío en toda la maniobra, para garantizar la prevención de accidentes y colisiones con estructuras, tierra firme, bajíos y otras embarcaciones.
Al principio, un remolcador era cualquier embarcación pequeña y potente con un gancho en el que se hacía firme el remolque.
Hoy, un remolcador es un barco específicamente diseñado para su labor con un conjunto propulsor-casco realmente sofisticado.
Se mide en toneladas o kilonewtons (kN, no confundir con kn = nudo) respecto a un noray o un bolardo montado en tierra, en aguas sin oleaje ni corrientes de marea y con suficiente profundidad y distancia al punto de remolque como para que no se generen turbulencias en las hélices del remolcador.
Una pareja de remolcadores bien coordinados con el práctico pueden hacer maniobrar un buque grande en espacios sorprendentemente reducidos.