El reloj fue obra del relojero leonés afincado en Londres José Rodríguez Losada que donó gratuitamente la maquinaria al Ayuntamiento de Madrid.
[1] El reloj, tras haber pasado ya un siglo y medio funcionando en perfecto estado, continúa dando las campanadas cada año en el ritual de las doce uvas.
[4] Durante la guerra civil española durante la defensa de Madrid la Puerta del Sol fue testigo de varios bombardeos, en una ocasión se produjeron daños en la torreta que afectaron a las esferas del reloj.
En los años sesenta vigilaba su mantenimiento diario el relojero Don Pío Gabín.
De esta forma, involuntariamente, dejó a muchos los españoles sin poder tomar las uvas.
Al día siguiente, la noticia apareció en todos los medios de comunicación.
Este tope evita el retroceso y con ello la maquinaria posee una gran precisión.
En la actualidad el reloj posee un acondicionamiento tal que permite mantenerlo a una temperatura constante.