Debido a las constantes embestidas vikingas la ciudad fue totalmente amurallada y algunas secciones todavía permanecen en pie hoy día.
[1] Los anales de Ulster registran las primeras incursiones vikingas en 822 y 839.
En 848 los primeros colonos vikingos fundaron un longphort que entre 915 y 922 llegó a competir seriamente con el reino de Dublín.
[2] Los gobernantes hiberno-nórdicos usaban el «Black Rent» (extorsión) con el fin de evitar que atacasen la ciudad.
La crónica Cogad Gáedel re Gallaib le describe como lugarteniente principal del poderoso caudillo Ragnall ua Ímair, y le asocia con el asentamiento vikingo de Cork,[5] pero no está claro si gobernó como rey o estaba sujeto a la autoridad de Ragnall; los anales sin embargo ofrecen una cronología distinta.