longphuirt)[1] es el término que usaban en Irlanda para el muelle de amarre asignado a un barco vikingo[2] o una fortaleza temporal naval en la ribera.
Estaban situados en lugares para facilitar la defensa, bien abrigados y con rápido acceso al mar.
[2] La palabra aparece por primera vez en Irlanda en el año 841 en los anales irlandeses con los asentamientos vikingos en Linn Duachaill y Dublín.
La mayoría de estas fortificaciones navales no perduraron, pero otros como Dublín se convirtieron en grandes ciudades igual que otros asentamientos hiberno-nórdicos de éxito como Corcaigh, Waterford, Wexford y Limerick.
Esta palabra compuesta la popularizaron probablemente los monjes irlandeses a partir de la palabra latina «longus» (grande), reflejado del nórdico antiguo «lang» con el mismo significado; y del latín «portus», que significa puerto.