Pero al poco tiempo, el 20 de marzo siguiente, la Penitenciaría apostólica decretó algunas notas sobre el sacramento de la penitencia, que exige la presencia física del penitente y del confesor.
Por ello, ese mismo día tuvo que anular el permiso, alegando que: "El decreto no menciona la confesión por teléfono, queda entonces anulada esta posibilidad".
[5] El 1 de julio de 2024, el papa Francisco aceptó su renuncia como obispo-prelado e Caravelí,[7] nombrando a un administrador apostólico al mismo tiempo.
En un comunicado dirigido a la diócesis, alegó su renuncia por razones de salud.
También agregó que iniciaría un período sabático en Alemania, y durante ese tiempo, decidir sobre su futuro.