Reforma ortográfica

La ortografía es más fácil en lenguas con sistemas ortográficos más o menos coherentes, como el finés, el serbio, el italiano y el español, debido a que, o bien la pronunciación de estas lenguas ha cambiado relativamente poco desde el establecimiento de sus sistemas ortográficos, o bien las grafías etimológicas no fonémicas han sido sustituidas por grafías no etimológicas fonémicas a medida que cambiaba la pronunciación.

También se ha criticado la idea de la ortografía fonémica, ya que ocultaría las similitudes morfológicas entre palabras con distinta pronunciación, oscureciendo su significado.

Por ejemplo, en la ortografía inglesa, la mayoría de los participios se escriben con -ed, aunque su pronunciación puede variar (véanse raised /reɪzd/ y lifted /ˈlɪftɪd/).

Una de las dificultades que presenta introducir una reforma ortográfica es reflejar las distintas pronunciaciones, normalmente asociadas a variedades diatópicas (regiones) o diastráticas (clases sociales).

Desde entonces, la RAE ha ido realizando adaptaciones menores en su Ortografía: por ejemplo, desde 2010 ch y ll no se consideran letras del abecedario, las palabras con diptongos o triptongos ortográficos no llevan tilde, solo y los pronombres demostrativos tampoco llevan tilde, entre otras reformas.

Este siglo XXI, se ve más propicio para la reforma ortográfica, cuando voces como las de la doctora Karina Galperín y del maestro Antonio Marabiya, están fundamentando, sin ser refutadas, la pertinencia de iniciar una reforma ortográfica sobre la base del principio fonémico.

El desarrollo posterior del inglés moderno incluyó un gran desplazamiento vocálico y muchos otros cambios en la fonología, pero se mantuvieron las grafías antiguas, que ya no corresponden con la pronunciación.

Es imposible realizar una simple representación fonema-letra de este idioma con las 26 letras del alfabeto inglés.

La Unión de la Lengua Neerlandesa, fundada en 1980 por los Países Bajos y Bélgica, es ahora el organismo que realiza las reformas oficiales.

En 1990, una reforma sustancial ordenada por el primer ministro francés cambió la ortografía de unas 2000 palabras, así como algunas normas gramaticales.

Tras un largo retraso, la nueva ortografía recomendada recibió apoyo oficial en Francia, Bélgica y Quebec en 2004, pero aún no se ha adoptado de forma generalizada.

Aunque la ortografía del alemán era más coherente que la del inglés o el francés, los países germanoparlantes firmaron un acuerdo sobre reformas ortográficas en 1996; estaba previsto que se introdujeran gradualmente a partir de 1998 y entraran plenamente en vigor en 2005.

La llamada Rechtschreibreform fue objeto de polémica, y las encuestas mostraron constantemente una mayoría opuesta a la nueva ortografía.

Por tanto, los medios de comunicación alemanes que antes se habían opuesto a los cambios empezaron a utilizar la nueva ortografía.La ortografía politónica clásica, medieval y moderna temprana heredó arcaísmos del griego antiguo, que se han eliminado o simplificado en la ortografía monotónica moderna.

Algunas de las antiguas grafías, que derivaban más del neerlandés, aún perduran en los nombres propios.

Sin embargo, los silabarios no estaban del todo codificados y existían formas alternativas, o hentaigana, para muchos sonidos hasta su estandarización en 1900.

Además, debido a la desviación lingüística, la pronunciación de muchas palabras japonesas cambió, la mayoría de forma sistemática, con respecto al japonés clásico tal y como se hablaba cuando se inventaron los silabarios kana.

Algunas de las antiguas grafías, que derivaban más del inglés, aún se conservan en los nombres propios.

Como el portugués de Portugal difiere del brasileño, la reforma ha dado lugar a nuevas diferencias en grafías que antes eran iguales.

Se simplificó la ortografía eliminando cuatro letras obsoletas (ѣ, і, ѵ y ѳ) y el uso arcaico de la letra ъ al final de las palabras, que originalmente era una vocal con un sonido parecido a la schwa, pero que pasó a ser muda durante la Edad Media.

A principios y mediados del siglo XIX, se produjeron importantes reformas ortográficas.

Tras la Segunda Guerra Mundial y la codificación del macedonio literario, el mismo sistema se ha extendido con algunas modificaciones.

El presidente Theodore Roosevelt fue criticado por apoyar la campaña de ortografía simplificada de Andrew Carnegie en 1906.
El nombre de una calle adaptado a la última reforma ortográfica alemana.