Reforma fiscal española de 1977
La reforma sentó las bases y principios que con múltiples modificaciones han informando el sistema impositivo español hasta la actualidad (2018).[2] El sistema tributario heredado del franquismo en 1977 era una estructura poco eficiente y fuertemente regresiva, que tenía capacidad para financiar un gasto público muy limitado y con escasa flexibilidad que obstaculizaba la utilización de la política fiscal como instrumento estabilizador, una carencia especialmente relevante en el ámbito de la depresión que atravesaba la economía española durante esos años, derivada de la crisis del petróleo.El nuevo impuesto sometió a gravamen también los incrementos de patrimonio que antes quedaban excluidos.Las modificaciones introdujeron en el IRPF un tratamiento fiscal más favorable para las rentas del capital y las plusvalías y eliminaron elementos de control con los otros impuestos, que dejaron abierta la puerta a la elusión fiscal de las rentas no salariales.Igualmente se retrasó la implantación de algunos impuestos, lo que resto eficiencia al sistema fiscal.