Reforma escocesa

La Reforma escocesa fue la ruptura de Escocia con la Iglesia católica en 1560 y los eventos relacionados con la misma.

[4]​ (Hamilton había estado difundiendo su mensaje mediante un pequeño catecismo basado en la doctrina de la justificación por fe llamado Patrick's Places[5]​).

De hecho, se le advirtió al Arzobispo de Saint Andrews que evitara hacer más ejecuciones públicas como esa, pues "el hedor del maestro Patrik Hammyltoun ha infectado a todos sobre los que ha soplado".

Todo esto ilustra hasta qué punto inspiraban un creciente atractivo las ideas protestantes.

La asistencia a las misas era aún escasa, y "los clérigos inferiores del reino y los prelados, en su mayoría, no han conseguido la capacidad necesaria en el conocimiento de las Sagradas Escrituras como para ser capaces por ellos mismos de instruir correctamente a la gente en la fe católica y en otras cosas necesarias para la salvación o para convertir a los equivocados".

Beaton repudiaba las políticas reformadoras y también cualquier consideración de un matrimonio inglés para la reina escocesa.

En 1546, Beaton hizo detener y ejecutar a George Wishart, un predicador que había llegado de Ginebra con influencia de Juan Calvino y que había traducido la Primera Confesión Helvética al escocés.

Las fuerzas inglesas llegaron demasiado tarde para salvarlos, pero, aun así, habiendo derrotado a los escoceses en la Batalla de Pinkie Cleugh, ocuparon el sureste de Escocia, llegando hasta Dundee al norte.

[10]​ El predominio francés se hizo absoluto a lo largo de la siguiente década.

En 1558, la reina madre regente convocó a los predicadores protestantes para responder por sus enseñanzas, pero desistió cuando los terratenientes de la parte occidental amenazaron con una revuelta.

Esto se hizo con la intención de apelar a los sentimientos del vulgo pueblerino, quienes parecían tener quejas particulares contra los frailes.

En respuesta, la Regente marchó hacia Perth, pero tuvo que retirarse y negociar cuando otro contingente reformado llegó desde el oeste.

Empezaron las negociaciones (de las cuales fue excluido Knox, pues su tratado anterior "El Primer Toque de la Trompeta Contra el Monstruoso Régimen de las Mujeres" -título original en inglés: The First Blast of the Trumpet Against the Monstrous Régimen of Women- le había vuelto inaceptable para Isabel I.

Catorce condes, seis obispos, diecinueve nobles, veintiún abades, veintidós comisionados burgueses y más de cien terratenientes reclamaron el derecho a un escaño.

Los decretos prohibieron el culto católico, quien dijese u oyese la misa, sería castigado la primera vez con azotes y pérdida de su hacienda, a la segunda infracción con destierro y a la tercera con pena de muerte.

[12]​ Sin embargo, aparte de aprobar la confesión, el Parlamento mostró poco interés en hacer planes para estructurar la nueva congregación presbiteriana.

[13]​ Lo que quizás era de esperar, la reina se negó a respaldar aún los actos que el Parlamento había aprobado, los cuales no fueron oficialmente ratificados hasta el primer Parlamento de Jacobo VI en 1567.

No obstante, desde ese momento en adelante, Escocia fue de manera real un Estado protestante.

También rechaza todas las obras religiosas que no tienen fundamento en las Escrituras, incluyendo los ritos de la Iglesia Romana.

Así, la forma que la iglesia tomó inicialmente dependía de los patrocinadores protestantes locales.

Knox también lo apoyó inicialmente (de hecho, se dice que él influenció aspectos del mismo).

También debía haber 'superintendentes', mejor pagados que los ministros, con responsabilidades regionales correspondiendo a las antiguas diócesis.

John Knox, principal dirigente de la reforma escocesa y creador de la iglesia presbiteriana.
El Monumento a los Mártires (Martyr's Memorial) en Saint Andrews conmemora a los ejecutados antes de la Reforma, incluyendo a Hamilton y a Wishart.
Cardenal Beaton, defensor de la fe antigua y líder de la fracción profrancesa.
El libro 'Toque de la trompeta' hizo a Knox inaceptable para Isabel, aunque iba dirigido hacia su predecesora María I y no hacia ella.