Se crea el Ministerio Público, un organismo independiente y autónomo al cual se le confieren las labores de investigación y persecución penal, anteriormente ejercidas por el juez en el antiguo procedimiento penal.
Los jueces fueron Jaime Meza Sáez, presidente, Enrique Durán Branchi, redactor, y Jorge Fernández Stevenson, integrante.
Con esta experiencia pionera se demostró la efectividad del diseño legal, que supuso un cambio radical tanto en los principios rectores como en la forma de litigar en materia penal.
Con el tiempo, el mismo sistema, con las adecuaciones del caso, sería también adoptado en materia laboral y de familia.
En el Libro Primero de este ("Disposiciones generales"), su Título I ("Principios básicos") se aboca a tal materia.