Recaredo I

Hermano de Hermenegildo, fue asociado al trono por su padre convirtiendo la monarquía en hereditaria, lo que levantó las protestas de los nobles visigodos ya que la monarquía visigoda se caracterizaba, precisamente por ser electiva.

Tras un viaje muy azaroso, con multitud de robos que la dejaron sin nada, llegó a Toulouse, donde recibió la noticia del asesinato de su padre Chilperico, con lo que su matrimonio con el rey visigodo ya no tenía sentido para ser una alianza entre reinos.

Recaredo, aconsejado por su madrastra Gosuinda, envió mensajeros a Childeberto II de Austrasia pidiendo la paz.

Había ya pasado mucho tiempo desde que Gosuinda maltratara a Ingundis y el tratado pudo concertarse con cierta facilidad.

A principios del año 587, Recaredo, que ya debía de tener simpatías católicas, se hizo bautizar en secreto.

Unos meses después, Childeberto manifestó su aprobación del enlace, alegando que le constaba que los visigodos ya eran católicos, pero al parecer no llegó a celebrarse, pues en el 589 el rey ya estaba casado con Baddo, su concubina plebeya goda.

No sabemos el desarrollo de la conspiración, pero parece ser que algunos nobles godos —que habían accedido a volver al arrianismo— recuperaron su antigua fe y que muchos ciudadanos romanos (supuestamente católicos) se les unieron.

Un segundo intento arriano tuvo como protagonistas al obispo Uldila, cuya sede se desconoce, suponiéndose que pudiera ser el obispo de Toledo, que, aunque nominalmente había abjurado, conservaba sus creencias arrianas, y a la reina Gosuinda, viuda de Atanagildo y Leovigildo.

Una tercera conspiración se planeaba desde hacía unos meses: algunos nobles de Septimania preparaban una conjura para derrocar al rey.

Aunque los conjurados pretendían asesinar al rey y proclamar en su lugar a Argimundo, se ignora si intentaban restablecer el arrianismo o actuaban movidos por la ambición de poder.

Descubierta la conjura, Argimundo sufrió flagelación, decalvación, amputación de la mano derecha y escarnio público.

Su matrimonio fue realizado para complacer a la Iglesia, cuando ya estaba previsto que en dicho Concilio el rey haría profesión pública y solemne de abrazar la fe católica y, por consiguiente, también por parte del reino.

El enlace ya debía tener cierta urgencia, no por el hecho de que ya era rey (pues la monarquía no era hereditaria), sino por la edad de Recaredo, que inmediatamente casó con Baddo, su antigua concubina.

Debió ser tras ello cuando Recaredo solicitó, por mediación del Papa, una copia del tratado concertado con los bizantinos, que fijaba los límites de la provincia de Spania, porque es posible que el ejemplar de los visigodos se hubiera perdido y el ejemplar imperial se supone destruido en un incendio seguramente en 564 o 565.

Recaredo murió en Toledo de muerte natural, el 21 de diciembre del año 601, y le sucedió su todavía muy joven hijo Liuva II,[3]​ del cual distintos autores discrepan sobre su legitimidad.

Tremís de oro de Recaredo.
El III Concilio de Toledo en una ilustración del Códice Vigilano , conservado en la Biblioteca de El Escorial .
Retrato imaginario de Leandro de Sevilla , principal instigador de la conversión del monarca. Obra de Bartolomé Esteban Murillo .
Retrato imaginario de Recaredo, una obra del siglo XIX de Dióscoro Puebla conservada en el Museo del Prado .
La conversión de Recaredo , de Antonio Muñoz Degrain , 1888 ( Palacio del Senado de España , Madrid ).