Era un niño cuando su padre murió en batalla contra Clodoveo I el Grande, rey de los francos (507).
Por su seguridad fue llevado a Hispania, que —junto con la Provenza— eran por aquel entonces gobernadas por su abuelo materno, Teodorico el Grande, rey de los ostrogodos.
Las rentas de los dominios reales se elevaron en exceso y los derechos aduaneros alcanzaron un nivel exagerado.
Amalarico firmó un tratado con Atalarico, su primo, nieto y sucesor de Teodorico en Italia, en virtud del cual se fijaron los límites de ambos reinos y se anuló el tributo visigodo a los ostrogodos; la Provenza pasó a formar parte del reino ostrogodo y se retiraron las guarniciones de éstos en la Península, quedando ambos reinos separados.
Los francos tomaron Narbona en el año 531, provocando su huida a Barcino (Barcelona), donde murió asesinado, según Isidoro de Sevilla, por sus propios hombres.