En 1792 ya estaban dispuestos los edificios y en octubre de 1793 comenzó a impartirse la enseñanza.
En España existió desde la Edad Media una gran tradición en lo referente al cuidado de los animales.
Le siguieron como becarios Segismundo Malats e Hipólito Estévez que obtuvieron el certificado correspondiente y un premio.
Había una gran biblioteca, farmacia, cocina, comedor, además de las aulas correspondientes a las enseñanzas.
En los comienzos se pedía que el número de alumnos no fuera superior a 96.
Las asignaturas eran: Anatomía; exterior del caballo; higiene; herradura; hipofisiología; enfermedades; terapia; medicamentos; vendajes; cirugía; botánica; química.
No era el lugar más apropiado y se sabía; su estancia duró quince años.
[3] En 1877, una Real Orden aprueba la construcción de un edificio que sería destinado a esta disciplina académica.