Razonamiento automático

Por ejemplo, y con respecto a la interpretación de la conectiva llamada implicador, Calímaco llegó a decir: Con la llegada de los pueblos bárbaros, y la caída de la cultura clásica, la Europa Medieval perdió y no reavivó el interés científico aproximadamente hasta el siglo XII con la introducción de los textos aristotélicos, que desde entonces gobernaron la filosofía escolástica, alrededor del siglo XI, traídos y recopilados celosamente desde hacía siglos por la tradición musulmana, en la Casa de la sabiduría.

Ya en el 1305, el pensador catalán Ramon Llull, fuertemente influenciado por Roger Bacon (uno de los primeros revolucionarios del siglo XII), escribió un tratado, el Ars Magna, que puede considerarse un claro precursor del razonamiento automatizado, ya entendido como un procedimiento mecánico que razona por sí mismo.

Debido a su fuerte convicción racionalista, reflexionó sobre la posibilidad de construir, ya no solamente una máquina, sino también un lenguaje universal (concepto preconizado por René Descartes, padre del racionalismo) que tuviera el suficiente poder de expresión para razonar con coherencia, rigidez y sin ambigüedad sobre cualquier tipo de concepto.

Las subáreas más desarrolladas del razonamiento automatizado son probablemente la demostración automática de teoremas (y la menos automática, pero más pragmática demostración interactiva de teoremas y la verificación de demostraciones (que garantiza que un razonamiento es correcto).

Además, se ha realizado un trabajo enorme en el razonamiento por analogía, inducción y abducción.

Una parte importante del razonamiento con incertidumbre es la argumentación, donde se aplican restricciones de minimalidad y de consistencia sobre el razonamiento automatizado clásico.

Ilustración red neuronal artificial