Ravachol

François Claudius Koënigstein (1859-1892), más conocido por Ravachol, fue un anarquista francés que se volvió famoso por sus atentados.

Ejemplo de ello sería el escritor libertario Octave Mirbeau, entre otros.

Muchos anarquistas se negaron a concederle un sitio entre ellos, considerándolo un antisocial y no un libertario, hasta el momento de su ejecución y algunos estudiosos le consideran un simple delincuente que tomaría posteriormente la causa anarquista como justificación de sus actos.

Su proceso se inició el 26 de abril; fue condenado a cadena perpetua por el atentado, y a muerte en un segundo proceso, acusado de tres homicidios pasados.

Aquí está, íntegro:[4]​ En efecto, no vemos hoy en todas las clases y en todas las profesiones personas que desean, yo no diré la muerte, porqué eso suena mal, pero si la desgracia de sus semejantes, si ésta les puede procurar algún beneficio.

En esta situación se encontró la familia Hayem y la mujer Souhain que dio muerte a sus hijos para no verles sufrir más tiempo, y todas las mujeres que por temor de no poder alimentar a un hijo, no dudan en comprometer su salud y su vida destruyendo en su seno el fruto de sus amores.

¿Cómo admitir que todo está bien en la sociedad, cuando se ve tan claramente lo contrario?

Si todos los necesitados, en lugar de esperar, tomasen donde hay, y no importa con que medio, los satisfechos entenderían quizás más deprisa que hay peligro en querer consagrar el estado social actual, donde la inquietud es permanente y la vida está amenazada a cada instante.

Bien, señores, hay más criminales para juzgar, pero las causas del crimen no se destruyen.

Creando los artículos del código, los legisladores han olvidado que ellos no atacan las causas sino simplemente los efectos, y, entonces, no destruyen de ninguna manera el crimen; en verdad las causas siguen existiendo y, por tanto, los efectos todavía se desencadenarán.

De golpe suprimiríais todos los crímenes; y vuestra obra, atacando las causas, sería más grande y más fecunda que vuestra justicia que se limita a castigar sus efectos.

¿De dónde tomáis el derecho a matar o encerrar a un hombre que, puesto sobre la tierra con la necesidad de vivir, se ha visto en la necesidad de tomar aquello que le faltaba para alimentarse?

[5]​ Aunque es en el mundo literario de finales del siglo XIX, sin relación formal al anarquismo, donde se encontraron sus mayores apologías.

[2]​ Décadas después, Jean Maitron escribió un libro titulado Ravachol y los anarquistas; en el libro habla ampliamente de la relación entre la figura de Ravachol y los anarquistas.

Retrato idealizado de Ravachol.